Espacio conmemorativo en El Higueral, Chalatenango
El Higueral: masacre y repoblación
El 14 de febrero de 1981, la Fuerza Armada de El Salvador y grupos paramilitares masacraron a cientos de civiles en El Higueral, Chalatenango, El Salvador. Entre las víctimas se encontraban muchas mujeres, menores de edad y personas mayores que buscaban refugio de la represión militar y las operaciones de tierra arrasada en la región. Hasta el día de hoy, la masacre no ha sido reconocida ni investigada por el gobierno salvadoreño.
Las estimaciones del número de víctimas varían ampliamente, de 200 a 500, y algunas personas sobrevivientes sugieren que más de 1000 personas habían llegado a El Higueral cuando se perpetró la masacre. Tras la masacre, la población civil fue desplazada, hallándose en una situación de constante huida de las operaciones militares. En 1988, en un movimiento de esperanza y resistencia, El Higueral fue repoblado gradualmente a pesar de la guerra civil en curso y la dura represión militar.
De la masacre a la conmemoración
Las conmemoraciones anuales en El Higueral, en el marco del proyecto de diseño de un memorial, implican dos aspectos esenciales: la masacre que ocurrió en febrero de 1981 y la repoblación que tuvo lugar a partir de marzo de 1988 a pesar de la opresión impuesta por el gobierno salvadoreño de la época.
La Masacre de El Higueral está estrechamente relacionada con la migración interna de la población durante el conflicto armado. Quienes estaban presentes en el pueblo en 1980 provenían de varias localidades y buscaban refugio en grupos durante las operaciones militares, bajo la creencia de que al mantenerse en grupos podrían protegerse mejor. Estas huidas son conocidas como “guindas”.
Las personas sobrevivientes recuerdan el objetivo explícito del ejército de esa época: usar la táctica de tierra arrasada para erradicar la población civil por su potencial apoyo de la guerrilla, quemando todo a su paso y matando a cualquiera que encontraran. Esto provocaba que la gente huyera, a menudo hacia los ríos, lo cual ocasionó numerosas masacres en sus alrededores. Aquel día, lo que inicialmente se creyó que era el estallido de gases lacrimógenos cerca del río, resultó ser una bomba detonada por el ejército que provocó la muerte de muchas personas, y es la razón por la que el río es hoy día un lugar simbólico para la conmemoración.
Además de la masacre ocurrida en febrero de 1981, las personas sobrevivientes destacan la relevancia de la repoblación que tuvo lugar en El Higueral a partir de marzo de 1988. En este proceso, personas de diferentes lugares llegaron para reestablecer una comunidad en ese lugar, lo que significó un acto valiente y simbólico de resistencia frente a la violencia y represión gubernamental. Sin embargo, la repoblación también estuvo acompañada de un alto grado de violencia y terror provocados por el ejército, que continuó sometiendo a la población civil a detenciones arbitrarias, torturas, cateos, bombardeos y desapariciones, incluso después de la firma de los Acuerdos de Paz de Chapultepec en 1992, hasta 1996.
Dentro de las tragedias de la masacre, también se destaca un aspecto desgarrador: el secuestro de muchas niñas y niños por parte del ejército, quienes fueron puesto en venta ilegalmente para adopciones desde el extranjero. Esta terrible realidad, que también se dio en otros lugares, llevó a la formación de la organización Pro-Búsqueda, que persiste hasta la actualidad y que ha luchado por esclarecer estos casos y brindar justicia a las víctimas. Uno de los sobrevivientes, Cristóbal Gutiérrez, quien perdió a su hermano de esta manera, fue director de dicha organización hasta 2022.
En este contexto histórico, la propuesta de diseño de un memorial de la Masacre de El Higueral busca crear un espacio que honre la memoria de las víctimas y de las personas sobrevivientes, conmemore su valiente resistencia y promueva la reflexión sobre este trágico episodio de la historia salvadoreña. Asimismo, se pretende que el sitio de conmemoración sea un lugar de convivencia durante todo el año y de empoderamiento para las comunidades locales, que se sientan representadas y que puedan apropiarse de este espacio como parte de su identidad y patrimonio cultural.
Introducción al proyecto
En abril de 2022, la comunidad de El Higueral y la Asociación Sumpul organizaron un taller participativo con el objetivo de describir las ambiciones y el contexto del proyecto para el diseño de un espacio conmemorativo y la realización de un memorial. La conmemoración se lleva a cabo cada año el 14 de febrero. La asociación comunitaria ADESCO, compuesta mayormente por gente joven comprometida socialmente como Beatriz, Erlin, Eric y José, juega un papel activo y fundamental en su organización.
Personas de la comunidad explicaron que la conmemoración actual se lleva a cabo en la plaza central. Sin embargo, se ha identificado que el techo existente es insuficiente y se necesita uno más grande para proporcionar más sombra al público asistente. Para lograr esto, una de las propuestas consideradas es plantar árboles, lo que contribuiría a mejorar el entorno y la experiencia de la conmemoración.
La plaza está dividida en dos por la calle principal. Sin embargo, se considera fundamental mantener la conmemoración en el centro del pueblo, ya que no hay mucho tráfico en esa calle. Además, existe la posibilidad de diseñar señalización o pequeñas infraestructuras cerca del río,ya que es una parte importante de la memoria colectiva de la comunidad. Desde 2022, la conmemoración comienza con una ceremonia en este lugar y continúa con una misa en el parque central.
Durante la conmemoración, aproximadamente 150 personas se reúnen en un ambiente de escucha activa donde se comparten testimonios, historias, fotografías y música en honor a las víctimas y sobrevivientes de la masacre. Aunque hubo múltiples masacres en diferentes lugares, la comunidad considera muy importante mantener la conmemoración principal en el centro de El Higueral, como un acto simbólico que trasciende el tiempo y conecta a las generaciones presentes y futuras con su historia y su lucha por la memoria y la verdad.
El proyecto para crear un espacio conmemorativo y un memorial no solo tiene como objetivo honrar la memoria de las víctimas y la resistencia de las personas sobrevivientes, las comunidades repobladas y la comunidad en general, sino también fomentar un lugar de encuentro durante todo el año para la comunidad, proporcionando un espacio para la reflexión, la sanación y la discusión de temas históricos y actuales.
Septiembre 2022: primeras reflexiones
Durante un taller participativo en septiembre de 2022, se presentó el primer análisis arquitectónico y programático para el proyecto del memorial en El Higueral. En la discusión surgieron dos temas principales:
Primero, se identificó que la conmemoración se lleva a cabo en dos lugares diferentes: una ceremonia en en la quebrada, seguida de una procesión que termina con una misa, música y testimonios en el parque de El Higueral. Por lo tanto, será vital que el proyecto considere estos diferentes puntos y los integre de manera armoniosa para ofrecer una experiencia conmemorativa completa y significativa.
Segundo, se destacó que el parque de El Higueral ha sido renovado recientemente y cuenta con un parque infantil, una plataforma para eventos y un pequeño quiosco, todos ubicados en un área empedrada con forma de flor, en buen estado y plenamente funcional. Por lo tanto, se cuestiona la modificación de este espacio, ya que no será posible realizar una obra aquí sin deshacer un esfuerzo reciente. En consecuencia, se contemplaron otros lugares significativos en el centro de El Higueral para organizar el monumento y el espacio conmemorativo.
Surgen varias propuestas en este sentido:
En primer lugar, se sugiere que el espacio de la quebrada, con sus grandes rocas redondas, pueda ser intervenido artísticamente en relación a las masacres, sin alterar significativamente su topografía y las plantas presentes, para rendir homenaje a la memoria histórica del lugar.
En segundo lugar, la procesión también se presenta como una oportunidad para agregar valor simbólico mediante una representación artística que enriquezca el significado y la experiencia de este importante momento.
En tercer lugar, la propuesta para el monumento y el espacio conmemorativo se centra en el área situada entre la iglesia y la Casa Comunitaria, que actualmente está descuidada, con la excepción de una pequeña plataforma panorámica. Este espacio se beneficia de una vista excepcional. La idea es unir los techos y la fachada de la iglesia y la Casa Comunitaria, mejorar y renovar esta última para corresponder mejor con su potencial para la comunidad.
La visión es crear un centro espiritual y comunitario, que sea un complemento natural al parque cívico y recreativo ya existente. La propuesta busca darle a este espacio un propósito más significativo, convertirlo en un lugar central para la comunidad donde la memoria, la espiritualidad, la convivencia y las actividades comunitarias se unan en un solo lugar.
Enero 2023: segunda fase del diseño
Entre los meses de septiembre y diciembre de 2022, estudiantes internacionales de cuarto y quinto año de la Facultad de Arquitectura de la Universidad Católica de Leuven (KU Leuven) llevaron a cabo un estudio exhaustivo como parte de un curso opcional llamado “Conjectural Architecture – Surviving Memory”, dirigido por Harold Fallon y con el apoyo de Evelia Macal, Thomas Montulet, Johannes Berry y Steven Schenk. El propósito de este curso era explorar diferentes enfoques de diseño a través de la investigación gráfica. Las y los estudiantes asignados al proyecto de El Higueral fueron Ketevan Gogodze, Efe Han, Justyna Pawelczak, Gabriel Schumacher Gutierrez y Unai Balerdi Murias.
Durante sus investigaciones, se hizo evidente que el espacio definido por el techo y la fachada de la propuesta de enero de 2022 era demasiado estrecho para acomodar adecuadamente a todas las personas participantes en la conmemoración. Por lo tanto, se cuestionó la idea de continuar con los techos y se exploró una forma más amplia y abierta para las fachadas. En esta etapa, surgió la idea de utilizar columnas como elementos arquitectónicos para crear un espacio abierto articulado con las estructuras existentes (tales como la galería) al mismo tiempo que servirían como soportes para elementos simbólicos.
Posteriormente, el equipo de arquitectas/os implementó una propuesta arquitectónica más aplicada con el apoyo de AgwA, buscando sintetizar la idea de continuidad de los techos y un espacio más grande con forma hexagonal. La continuidad fue un aspecto importante para garantizar que la iglesia, la Casa Comunitaria y el espacio conmemorativo formaran un conjunto más amplio y reconocible dentro del pueblo, similar al parque central.
En enero de 2023, se presentó esta nueva propuesta a la comunidad, junto con referencias artísticas tales como la obra “Ríos de gente” de la artista guatemalteca Regina José Galindo. Además, Miguel Mira, escultor y profesor de la Escuela de Artes de la Universidad de El Salvador, sugirió realizar petrograbados en las rocas de la quebrada. Estos petrograbados llevarían dibujos alusivos a eventos de la memoria ancestral y reciente, tales como las masacres y la repoblación.
También se propuso la siembra de árboles de cortez blanco (Tabebuia Caraiba), cuya floración amarilla en febrero coincide con la fecha de la conmemoración. Estos árboles se plantarían a lo largo de la calle que conecta el río y el parque, para mantener el recorrido de la procesión. Además la comunidad sugiere la realización de un mural en la piedra conocida como “la piedra del garrobo”. Se discutió la necesidad de priorizar las acciones, dado que había muchos proyectos paralelos en marcha.
En febrero de 2023, Evelia Macal y Harold Fallon tuvieron la oportunidad de participar en la conmemoración, acompañándose de personas colaboradoras del proyecto y representantes de varias comunidades. Roberto Urbina realizó un levantamiento topográfico adicional, proporcionando información más detallada sobre las curvas de nivel.
Agosto 2023: tercera fase del diseño
Después del taller de enero de 2023, se desarrolló una propuesta más detallada con un enfoque particular en la estructura, con el objetivo de crear una apariencia visualmente simple a pesar de la forma hexagonal. Sin embargo, se hizo evidente que la forma irregular implicaba demasiada complejidad.
La nueva propuesta consiste en extender los techos de la iglesia y la Casa Comunitaria, pero sin buscar una continuidad formal entre ellos. Por el contrario, se utiliza el ángulo entre los edificios para resaltar la disyunción de los techos. Esto permite crear techos planos, simples en su forma y a diferentes alturas. Por un lado, esto facilita la entrada de luz natural y una excelente ventilación. Por otro lado, se forma un espacio triangular abierto en el centro de la composición, donde se plantará un árbol de Cortez Blanco.
Esta nueva orientación se aprovecha para elevar la mitad del techo de la Casa Comunitaria unos cincuenta centímetros y abrir la fachada oeste. Estas dos modificaciones favorecen la ventilación de los salones multiusos y permiten aprovechar la impresionante vista que abarca casi todo el país. Se mantiene el pódium existente que colinda con la Casa Comunitaria para facilitar y orientar las conmemoraciones.
Las columnas exteriores están hechas de concreto y se asemejan a las columnas de la Casa Comunitaria. Las otrastras columnas son de madera, mientras que dos columnas de acero sostienen la campana de bronce de la iglesia. Además, dos columnas están cubiertas con placas cerámicas que llevan los nombres de las víctimas y sobrevivientes de la masacre. Este conjunto de columnas invita a reflexionar sobre cómo los colores pueden aportar alegría al espacio, ya que no solo es un lugar solemne, sino también un espacio comunitario para la vida y el encuentro que fomenta la socialización y las reuniones tanto formales como informales.
Con la nueva información topográfica, se comprobó la necesidad de construir una plataforma para expandir el área conmemorativa. Se ha reubicado la escalera que proporciona acceso a las casas ubicadas debajo de la Casa Comunitaria.
A principios de agosto, se creó un modelo a escala (1/50) por parte de estudiantes de arquitectura de la Universidad Centroamericana José Simeón Cañas como parte de su servicio social, junto con las maquetas para proyectos de museos en Las Vueltas y Arcatao. El grupo de estudiantes estaba compuesto por: Diana Carolina Granados Marroquín, Luis Alejandro Peña Flores, Gracia María Guardado Reyes, Anamaría Esmeralda Alfaro Rivera, Gabriela Concepción Urrutia Marroquín, Marilyn Hilary Mérida Montano, Wanda Sofía Campos Santamaría, Moisés Esau Aguilar Hernández, Valeria María Cienfuegos Alvarenga, Fátima Aracely Elías Turcios, Mariana José Castillo Beltrán, Paola María Argueta Mena, Karla Daniella Ayala López, José Luis Arriola Villalta, María José Rivas Hernández y Valeria Daniella Quevedo Barrera. El grupo de estudiantes estuvo bajo la supervisión del profesor Alexander Renderos y la profesora Karina Mora, en colaboración con Evelia Macal, Harold Fallon y Thomas Montulet.
Los resultados de esta fase se presentaron y discutieron durante un taller participativo en agosto de 2023, y la maqueta quedó en El Higueral para facilitar la comunicación y participación de la comunidad.
2024: En busca de la realización
En 2024, se refinaron los planes y comenzaron las reflexiones sobre la realización de las obras. Se está considerando la posibilidad de microfinanciamiento para priorizar proyectos como la siembra de árboles y la creación de columnas conmemorativas. También se está considerando que el espacio comunitario, conectado a la iglesia y al espacio conmemorativo cubierto, se utilice para programación cultural, posiblemente vinculándolo con la red de museos de memoria histórica en Chalatenango.